La Viuda de Sarepta… una mujer como tu

La Viuda de Sarepta… una mujer como tu

Léase: 1 Reyes 17:8-24 

Nuestra historia comienza cuando el profeta Elías, quien había profetizado una hambruna sobre Israel, fue enviado por Dios a Sarepta, una ciudad de Sidón (El Líbano actualmente). Donde vivía una viuda pobre que estaba recogiendo leña para preparar su ultima comida para ella y su hijo.   

Elías la llama y le dice: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. (V.10). viendo la necesidad de Elías de tomar agua después de un largo viaje, no duda en servirle. Elías vuelve y la llama y le dice, “te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano” (v.11), a lo cual ella responde, “vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir” (v.12).

Elias dice solamente, “No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo”. Es muy difícil entender como Dios podía demandar obediencia de esta pobre viuda no creyente, que tenia amenazada no solamente su vida sino la de su hijo. Y dar lo único que tenia para comer a alguien que no era ni ariente ni pariente.  Sin embargo, la respuesta surge cuando escuchamos lo que Elias dice. “Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra” (v.14).

Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. Porque ciertamente es  la fe en Dios lo que nos capacita para creerle y ella creyó y recibió lo que se le había prometido.

De Nuevo la fe de la viuda seria probada y perfeccionada, en  el verso 17 leemos acerca de la súbita muerte del hijo de su hijo.  Ella entonces clamó al profeta para que la rescatara. “ Y Jehová oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió. Tomando luego Elías al niño, lo trajo del aposento a la casa, y lo dio a su madre, y le dijo Elías: Mira, tu hijo vive.

Interesante que cuando vemos el desarrollo de esta historia, vemos que Dios tenia un plan maravilloso para esta mujer de quien no sabemos ni su nombre, ni su edad. Que Dios prospera a los que tratan bien a sus siervos, que suple las necesidades de quienes son fieles, aun en circunstancias apremiantes. Que Dios tiene el poder para resucitar a los muertos. Y hacer lo imposible para y por el que cree.  

¡Que hermoso que Dios envía personas a nuestras vidas, suple nuestras necesidades y honra a los que aparentemente son menos afortunados!

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